Monday, July 21, 2008

Toros, la fiesta nacional

Hoy el diario público ha iniciado una singular campaña contra el maltrato del más español por tradición de los animales en las fiestas veraniegas de pueblos y villas. Una encomiable labor, denunciar este sadismo deguisado de cultura o tradición popular.

Lo primero que me gustaría es que algún intelectual redactara un manifiesto al que nos pudieramos adherir, porque ésta sí es una causa noble, no como la utilizada por el amarillismo periodistico de Pedro Jhey. Pero supongo que esto no les interesa a los que con tal de vender algo más nos enfrenten a los españoles en cosas tan ridículas como la defensa de una lengua que goza de su mejor momento de la historia.

Sin andarnos por las ramas. No estoy en contra de festejos en los que se usen animales, pero hay un gran salto de usar animales a maltratarlos. Vale que los toros no acaban muy bien parados cuando son sacados de su lugar y se ven en una carrera loca y un recinto cerrado en el que en el mejor de los casos se le dan cuatro vueltas, para deleite de una muchedumbre que grita, que hace ruido y que lo único que busca es disfrutar con su sufrimiento. Pero eso, aunque sea maltrato, y muchos me etiquetarán de taurino, no me gustaría que se prohibiese todo tipo de festejos taurinos, porque sí es verdad que es parte de nuestra tradición.

Lo que una persona cabal no puede permitir es que se maltrate cruelmente hasta la muerte a estos animales. Según la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA) los festejos que incluyen toros son más de 4000. Demasiados festejos, demasiados animales que acaban su vida en la arena. Muchos de estos festejos se basan en la pura crueldad con el animal. El ser humano llega a su diversión máxima mostrándose el más fuerte, ya sea matando a una cucaracha, a un animal o a una persona en batalla. Se genera una satisfación hormonal en ser el que sale con vida de esta "lucha". Cada vez somos más los que, en cualquier grado, sentimos vergüenza por este sadismo en la tortura de los animales.

Hay miles de casos conocidos de maltrato, desde Extremadura a Levante y desde Navarra a Cádiz. Y todos con la misma idea de que es un hecho cultural de nuestra tradición. Sólo falta que el toro se muestre como símbolo de unión de todos los españoles, más que la lengua común. Pobre P.Jhey, se equivocó de caballo de batalla. El gobierno debería mirar estos casos, denunciados por los ecologístas y otras organizaciones y caso por caso establecer una normativa que respete la vida del animal por encima de cualquier cosa. El fin debería ser acabar con los espectaculos dantescos como los toros embolaos, los bous a la mar y otro sinfín de perrerías que hacen a los pobres animales.

Sin olvidarnos de una cosa, las corridas de toros. Ese espectáculo dantesco en el que la plebe va a ver como muere un animal mientras las clases pudientes van a hacer sus negocios, y sus chanchulleos con el diputado o concejal de turno. El maltrato que se le inflije al animal es inhumano. No es la lucha del toro contra el torero. Es un condenado contra su verdugo. No es una lucha de iguales. El toro sale a la plaza después de haber estado en un lugar cerrado en el que apenas se puede mover, algunas incluso drogado, para que no tenga tantas facilidades. El que sale asustado al ruedo es el animal, no el torero. Jamás se ha visto en una situación así. Por eso, cuando un asesino de estos es cogido por el animal siempre asoma una sonrisa a mi rostro.

Afortunadamente en el pueblo de mi padre no hay estos espectáculos bochornosos, aunque estemos relativamente cerca de pueblos con estas tradiciones borreguiles. En el pueblo de mi madre es distinto, aunque en los últimos años he visto cambios en la actitud de la gente. Los encierros siempre han sido algo normal para mí, pero de ahí no he pasado, jamás iba a la plaza porque los "mozos" del pueblo se propasaban con el animal a patadas, golpes y cualquier perrería. Incluso una vez se trajo al pueblo una vaquilla para los niños, muy pequeña, sin cornamenta y en el encierro se iba cayendo y soltando sangre por toda la calle.

Pero ahora algo ha cambiado, en la plaza no se permite más que hacer recortes a la vaquilla, y eso es un espectáculo para ver y disfrutar de unas fuerzas igualadas. Nunca más he vuelto a ver la escena dantesca de la vaquilla pequeña. Los toros no mueren, son llevados vivos al matadero como cualquier otro animal. Ciertamente algo está cambiando, todavía queda mucho por conseguir, luchar contra la tradición es dificil y uno normalmente acaba cediendo y abandonando. Simplemente con acabar con la muerte de los animales habremos conseguido mucho, pues es la parte esencial de la fiesta para casi todos los sádicos estos.

Os dejo el reportaje de Esti en CQC sobre el maltrato a los toros en una villa llamada Coria. Lo que me dejo casi tan sorprendido como la población local, que tampoco me extraña mucho, la verdad, es el trato que le dispensa el ministro de cultura y su guardaespaldas.

Proteste ya parte 1
Proteste ya parte 2

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